Este proyecto de casa habitación se concibe como una exploración estética que equilibra la serenidad del estilo wabi-sabi con la calidez y la riqueza material de la arquitectura tradicional mexicana. El resultado es un espacio que transmite calma, honestidad material y una belleza atemporal.

Los muros interiores y exteriores están acabados en chukum rosa, creando una atmósfera cálida, terrosa y envolvente. Este acabado natural no solo aporta textura y profundidad, sino que refuerza el carácter orgánico del proyecto.

Las puertas y ventanas están realizadas en herrería con acabado terracota, integrándose de manera sutil y elegante con la paleta de materiales. Estas aberturas permiten que la luz natural fluya de forma controlada, acentuando las imperfecciones y matices de los materiales con un juego de sombras poético.

El mobiliario y la iluminación fueron cuidadosamente seleccionados bajo los principios del wabi-sabi: piezas de líneas simples, materiales nobles y un diseño introspectivo que celebra lo imperfecto, lo envejecido y lo esencial.

Como guiño a la tradición constructiva mexicana, se integraron muros de ladrillo de barro rojo recocido, colocados en aparejos decorativos que aportan ritmo visual y un fuerte sentido de identidad. La piedra volcánica, otro elemento clave, aparece en detalles estructurales y decorativos, anclando el proyecto en su contexto geográfico y cultural.

Este proyecto es una síntesis armónica entre lo artesanal y lo contemplativo; un espacio para habitar con todos los sentidos, donde la tradición mexicana se encuentra con la filosofía japonesa del habitar lento y consciente.