Complejo habitacional que redefine la vida en comunidad. Con 534 viviendas, distribuidas en seis clústeres, este proyecto se concibe como un espacio de vida integral, donde la seguridad, el esparcimiento y la convivencia se entrelazan.
Cada clúster, un microcosmos de bienestar, cuenta con vigilancia propia y áreas de esparcimiento, creando un ambiente seguro y familiar. El plano urbano de lotificación, cuidadosamente diseñado, responde a la reglamentación local, priorizando la reabsorción de agua al manto freático, la creación de áreas de servicio y comercio, y la provisión de espacios para el esparcimiento.
Las calles y avenidas, dimensionadas para el aforo vehicular máximo calculado, garantizan una movilidad fluida y segura. La movilidad peatonal, eje central del diseño, se prioriza con dimensiones y pasos cuidadosamente planificados. Una ciclovía, que recorre el complejo, fomenta un estilo de vida saludable y sostenible.
Este complejo habitacional, un ejemplo de diseño urbano responsable y consciente, refleja un compromiso con la creación de espacios de vida que mejoran la calidad de vida de sus residentes, tanto a pequeña como a gran escala.
Las viviendas, diseñadas con sensibilidad y atención al detalle, se integran armoniosamente con el entorno. El acceso principal, los accesos individuales y los parques, concebidos como espacios de encuentro y convivencia, reflejan un compromiso con la creación de un lugar bello y confortable.
La vivienda tipo A, con 87 m², ofrece un espacio de vida amplio y funcional, con sala, comedor, cocina, tres recámaras, dos baños completos y una terraza. La vivienda tipo B, con 77 m², presenta una distribución similar, con dos recámaras, dos baños completos y una terraza.
Ambos diseños, con distribuciones óptimas y flexibles, permiten a los residentes personalizar sus espacios y adaptarlos a sus necesidades. La posibilidad de ampliación intuitiva, pensada desde el inicio del proyecto, garantiza que las viviendas puedan evolucionar con el tiempo.